Eje: Interseccionalidad en las luchas por el acceso a los derechos fundamentales y universales, las luchas feministas, de la diversidad sexual, antirracistas y ambientales
La interseccionalidad funciona como una herramienta analítica para estudiar y entender las maneras en las que se entrecruzan las identidades y cómo estos cruces contribuyen a experiencias de opresión o privilegio. La interseccionalidad se basa en la idea de que cada persona vive identidades múltiples derivadas de relaciones sociales e históricas, así como de la forma de operar de las estructuras de poder. Las personas pertenecen a más de una comunidad y pueden experimentar opresiones y privilegios de manera simultánea.
El análisis intersectorial tiene como objetivo revelar las variadas identidades y exponer las diversas formas de la discriminación, en este caso sobre las personas migrantes, como producto de la combinación de identidades. Esta combinación no es la suma de los distintos factores, sino la generación de una nueva realidad producto de la superposición de los mismos. La aplicación de la interseccionalidad a la acción de la política social busca realizar un abordaje más preciso y eficiente que trate de manera desigual a los desiguales. Para ello, es necesario considerar los factores que hacen a las formas de explotación y dominación como el patriarcado heteronormativo, el racismo, la xenofobia, la discriminación por razones de discapacidad, la opresión de clase, las condiciones ambientales, dentro de los distintos sistemas sociales.
Esta perspectiva es clave para la comprensión de los complejos procesos migratorios, a partir de una lectura profunda de cómo los diferentes sistemas de opresión sociales, ambientales, se interrelacionan y reproducen, determinando las trayectorias de migración así como las experiencias en los países de tránsito y receptores de esa migración.
En este sentido, también es necesario entender la racialización de las personas migrantes en los países que reciben esas corrientes migratorias y cómo esto, junto a su género y su situación de pobreza, determinan las condiciones de inserción en la estructura social, las condiciones de empleo y el acceso a servicios básicos como la vivienda, la salud, la educación y las prestaciones sociales.
Abordar la realidad desde la óptica de la interseccionalidad también permite centrarse en contextos particulares, en experiencias específicas y en aspectos cualitativos que hacen a la igualdad y la no discriminación. Esta perspectiva propone retomar como un factor revelador para la investigación social, los relatos y testimonios sobre las vivencias, las acciones y las luchas de las personas que habitan la periferia del poder, quienes aportan información de acuerdo a sus diversas identidades y que describen cómo determinados mecanismos y políticas configuran las vidas de las personas afectadas.